Caballos, ponys, perros, gatos, pájaros y hasta una pitón de pocos meses recibieron, en la plaza de la Iglesia, el agua bendita esparcida desde su balaustrada exterior por el párroco de San Antón, Jesús Eguarás, asistido por el de la Urbanización Mediterráneo, Miguel Conesa. En el momento en el que los propietarios de pequeñas mascotas se agolpaban para recibir la bendición, finas gotas de lluvia contribuyeron a acabar el trabajo de los párrocos.
Además de ser bendecidos, los cuadrúpedos montados por jinetes y las carrozas y tartanas recibieron, durante la ceremonia, los trofeos que premiaban su porte y elegancia.
La bendición tuvo lugar después de la misa solemne en honor al Patrón y, posteriormente, todos los asistentes pudieron acercarse a degustar la típica ración de pulpo servida en los bares de alrededor a entre tres y cuatro euros el plato.
Enlace: Noticia en La Verdad
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